Un romance juvenil con reglas bien conocidas (La Nación)

Champs 12, telenovela juvenil protagonizada por Liz Solari y Tomás de las Heras. Con Mario Pasik, Silvia Kutica, Salo Pasik, Andrea Campbell, Teresa Calandra, Tony Lestingi y elenco.

Una producción de Dori Media, por América, de lunes a viernes, a las 20.

Nuestra opinión: Bueno.

Champs 12 disipa las poquísimas dudas que podrían quedar alrededor de un hecho que desde hace un buen tiempo resulta incontrastable, y que a estas alturas casi equivale a un lugar común: la telenovela juvenil ya tiene reglas propias.

Entre nosotros responde a un modelo que reconoce como fuente primordial a las creaciones de Cris Morena, junto con las fórmulas acuñadas por Disney, a la estética publicitaria, al modelo visual que tiene como eje el videoclip y, desde ahora, también a las nuevas tecnologías de la era digital: blogs, redes sociales, plataformas móviles.

Una calculada mezcla de todos estos ingredientes se pone aquí al servicio de la trama más clásica y convencional que pueda concebirse: el romance entre dos personajes que provienen de estratos sociales diferenciados, aunque se conocieron en la infancia y estuvieron distanciados unos cuantos años. Esas desigualdades no tardarán en convertirse en las razones y las excusas de un acercamiento inexorable, a pesar de ellos mismos. El destino (y las reglas de las que hablábamos) terminará imponiéndose.

Ella (Liz Solari, mucho más bella que expresiva) es Charlotte, una muchacha de clase alta que de chica era discriminada por su sobrepeso y ahora es una estilizada modelo que acaba de regresar de Nueva York por culpa de algunas querellas familiares para iniciar una complicada nueva vida con su padre (Mario Pasik), cuya nueva y joven pareja (Andrea Campbell) se perfila como la villana de turno.

El (un convincente Tomás de las Heras) se hizo cargo del hogar de clase media en el que vive después de comprobar que tenía un padre golpeador. Futbolísticamente dotado, está a punto de pasar a un club mexicano y resolver así las penurias económicas de los suyos. Pero el padre (Tony Lestingi) regresa en busca de una segunda oportunidad.

Junto a esos apuntes de crítica social planteados de modo superficial, la autora, Patricia Maldonado (una veterana de los ciclos de Cris Morena), dosifica con habilidad y criterio dramático (y sin eludir los lugares comunes) los conflictos de la pareja central y presenta un abanico de subtramas entre los personajes juveniles que acompañan a los dos protagonistas. Son tantos, que en un momento pueden llegar a abrumar a un televidente poco atento, pero con la ayuda de un elenco novel muy desenvuelto fluyen sin problemas alrededor de los protagonistas.

Nada de lo que sucede es novedoso, pero al mismo tiempo se hace llevadero y cuenta con una correcta apoyatura formal. Requisitos suficientes para salir a buscar la meta más importante: hacer de este ciclo un producto de exportación.